martes, 9 de agosto de 2011

You can't start a fire without a spark.

Antes de nada... quiero daros las GRACIAS por los comentario de 'The last song'. Sé que a muchas no os gustó que matara a Harry y que por consiguiente hiciera que Doug se suicidara, pero muchas me habeis dicho que ha sido una forma de "valorar" lo que ellos significan para vosotras. Me gustaría saber quiénes me han dado esos 'No me gusta', pero como nunca salen pues... tampoco lo pediré. Solo diré que gracias de nuevo a los que me dieron un 'Me gusta' y muchísimas más a los qu eme comentaron.
Y nada, aquí os dejo con un nuevo OS... a ver qué tal os parece este...



Dougie no está, y odio esta maldita sensación de sentirme solo. Sé que no lo estoy, tengo a Danny, tengo a Tom... pero me sigue faltando el enano. Hay que ver lo que le quiero con lo pesado que es el cabrón...

Pero allí estará mejor. Le ayudarán, y cuando vuelva, volverá siendo él. Volverá siendo el pequeño y destartalado bajista que yo conocía y tanto echo de menos, a pesar de que tan solo son tres días los que he pasado sin él.

Parece increíble lo que se puede querer a una persona, bueno, tenerle cariño, porque querer... el significado de querer es demasiado grande. Para mí, decir te quiero es englobar una serie de sentimientos que, sinceramente, yo no siento... hacia él precisamente.

Eso solo podría decírselo a mis padres, a mi hrmana, a Izzy... Aunque últimamente las cosas con Izzy no están del todo bien. Sabe que estoy mal, y también el porqué, obviamente. Últimamente todo me molesta, cualquier comentario, y eso hace la convivencia imposible.

Por eso mismo ha decidido marcharse unos días con su familia. Los días necesarios para poder reorganizar mis pensamientos, o por lo menos intentar cambiar mi humor de perros, porque ni yo mismo me soporto.

Supongo, o al menos es lo que espero, que cuando salga, cuando vuelva a estar conmigo, yo vuelva a ser el Harry por el que la gente me conoce. Lo cierto es que me incomoda, y mucho, esta nueva sensación.

Me siento solo, vacío... sí, me falta algo dentro. Joder con el enano, las cosas que me hace pensar, el jodío...

Estoy tumbado en mi cama, mirando el blanco techo, aunque he descubierto una extraña forma que no había visto en los... años que llevo viviendo aquí. No es que esté sucio, pero es... extraño.

Y de nuevo pensando cosas raras. ¿Se puede saber qué me pasa? Va a ser verdad eso que dice Danny de que me estoy volviendo loco. Pero supongo que eso no importa demasiado. Un nuevo loco en McFly ¿Cuál es el problema?

El timbre empieza a sonar, pero no me apetece nada ir a abrir. Ojalá tuviera un botón en la habitación para abrir la puerta directamente... Esos pensamientos los solía tener Dougie, pero igual éstos se han trasladado por arte de magia a mi cerebro, para intentar suplantar el hueco que él mismo ha dejado.

No dejan de tocar al timbre, y puedo hacerme una ligera idea de quién es... más bien puedo afirmar que es Danny. Sí, el tonto del grupo, pero qué se le va a hacer... Las fans pierden el culo por él, aunque no sé qué le ven a parte de pecas.

Me levanto a desgana de la cama y bajo todo lo lento que puedo las escaleras. Cuando llego al piso inferior me doy cuenta de que la noche ya ha caído. El tiempo pasa y ni me entero. Penoso...

Abro la puerta y allí me lo encuentro, el pecoso. Viste una camiseta gris con un escote tan grande que si lo llevara una mujer se le vería completamente todo, lo acompañan unos vaqueros, también grises, aunque de un tono más oscuro.

Me sorprendo nuevamente analizando la ropa que lleva, pero la chupa de cuero me indica que no me llevará precisamente a casa de Tom a ver una película de Disney. Además, ahora que le miro a la cara, veo que me mira con una sonrisa ya triunfante sin haber conseguido ni siquiera un “Guapo” por parte de ninguna de las desconocidas chicas con las que piensa liarse.

  • ¿Piensas venir así de hecho mierda? -dice al ver mis pintas.

La verdad es que no me había parado a pensar en aquello, pero es Danny. No es la primera vez, para nada, que me ve en gayumbos. Puedo darle la razón en lo de que no tengo ni idea de cuanto llevo sin pisar la ducha pero ¿a caso esperaba más?

  • ¿Se puede saber dónde quieres llevarme? -pregunto incrédulo.
  • Lo sabes de sobra -me dice, y yo me limito a enarcar una ceja, gesto que vuelve loca a alguna que otra fan- ¿A dónde te va a llevar Danny Jones sino a liarse con un par llevando la chupa de caza, Haz? Parece mentira que me conozcas de hace ocho años -dice autoinvitándose a pasar.

Observo como, sin decirle nada, se pasea por mi casa como Pedro por la suya, se va a la nevera y coge un par de cervezas. Pensaría que me va a ofrecer una si, como él mismo ha dicho, no le conociera de hace ocho años.

  • ¿Tengo que recordarte que yo estoy con Izzy? -le pregunto mientras me cruzo de brazos mirando como se tumba en MI sofá, enciende MI tele y pone los pies en MI mesa.
  • Bah, acepta que lo vuestro está acabado, Harry. No la habrías dejado ir si la quisieras.
  • ¿Pero tú que te has fumado ya? Que se ha ido con su familia, Dan ¡con su familia!
  • Eso dicen todas y después... ¡pam! Te enteras que está saliendo con otro. Eres demasiado inmaduro, esto del pollito te está afectando mucho -dice acercándose a mí y pasa sus brazos por encima de mis hombros.
  • Pues por eso mismo, Danny. Así que te vas tú solo a destrozarte aún más si puedes el hígado y a tirarte a la primera que te enseñe más de lo que su madre piensa que hace cuando sale de su casa -digo y lo aparto de mí con un pequeño empujón en sus costillas.
  • Sabes que al final acabarás viniendo -me dice sonriente.
  • Sabes que al final acabarás llevándote una hostia -le advierto yo.
  • ¿Eso es un sí? -pregunta esperanzado.
  • Eso es un no -respondo yo serio.
  • Jo... -se queja.
  • Pídeselo a Tom -le ofrezco, y ahora es él el que alza una ceja- Vale, Tom no es una buena idea -admito- Pues vete con otro, Dan, yo... no puedo -murmuro.
  • Si estuviera Doug vendrías -me replica.
  • A tí no te importa lo que coño haría si estuviera o no.

Me alejo de él. Odio que me recuerde que no tengo a Dougie al lado. Lo sabe, y a ún así lo hace para sacarme de mis casillas. He aguantado las ganas de partirle los dientes de un puñetazo solo porque sé que después me arrepentiré.

Subo las escaleras mucho más rápido que antes, pisando fuerte, pero es que realmente me ha cabreado ese comentario. Si no fuera porque también es importante, definitivamente habría estampado mi puño en su careto.

Me meto en el baño directamente, me deshago de la única prenda de ropa que llevo y me meto en la ducha. Dejo que el agua corra por mi cuerpo e intento relajarme aunque me cueste horrores en estos momentos.

Salgo después de media hora mojándome. Empapado como estoy y arrugado como un viejo, me dirijo con tan solo una toalla anudada a la cintura hasta mi habitación. ¿Hago o no caso al pecoso?

Si me voy con él le dejaré bien claro que simplemente voy por hacerle un favor y... por intentar ser yo por un par de horas. No pienso emborracharme, aunque eso me ayude a olvidar durante toda la noche, y mucho menos voy a liarme con ninguna de las chicas que nos encontremos.

Nada, que al final ha conseguido convencerme sin necesidad de tener que decir otra cosa. Quizá me venga bien desconectar un rato, puede que incluso esté de mejor humor luego, aunque no dure demasiado ese estado de ánimo... lo intentaré.

No voy con la intención de ligar, así que simplemente me pondré unos vaqueros, una camiseta blanca básica de manga corta, y unas botas negras. La chaqueta de todos los días y... a beber se ha dicho.

  • Sabía que vendrías -dice orgulloso en cuanto me ve bajar por las escaleras.
  • No me emborracharé. Ni loco voy a liarme con ninguna tía. Iré únicamente porque no te vayas solo y puedas volver a tu casa sano y salvo, así que no esperes que te agradezca el sacarme de casa -le digo muy serio.
  • Pero he conseguido que vinieras -se autoconvence de que eso es algo bueno.
  • Vale. ¿En mi coche o en el tuyo?
  • Erm... como veas, vas a tener que conducir tú -asegura, mientras se imagina la borrachera que va a pillar.

Bufo ante el comportamiento de Danny, pero tampoco le pediré más, él es así. Me pongo la chaqueta y cojo las llaves antes de salir. Espero a Danny que asegura no poder salir sin echar un meo y cuando me alcanza, los dos nos dirigimos al coche.

A veces me resulta insoportable viajar en coche con Danny. Unas porque se duerme y, sabiendo que llevo a alguien, estar en silencio me pone nervioso, y otras, porque no deja de cantar.

Hoy es una de las otras. Casualmente se sabe todas las malditas canciones que hay en la radio. He intentado varias veces apagarla, pero él no me deja, dice que antes de una noche como esta, necesita música.

Pero yo ya no lo soporto más. Apago la radio y, de no ser porque no me apetece tener que viajar sin música durante un par de semanas, la arrancaría de cuajo. Definitivamente mi humor ha cambiado demasiado...

Danny se queja de eso mismo, y me reprocha que si estoy así no tendría que haber venido, pero la idea ha sido suya, así que no le presto mayor atención, por lo que, cansado de hablar para sí, comienza a cantar.

Creo reconocer la canción que está cantando ahora mismo. No es difícil adivinar de quién es, está claro que de Bruce Springsteen, pero a veces me resulta complicado acertar la canción. Sin embargo, estoy casi seguro de que ésta es Dancing in the dark.

  • Aparca en cualquier lugar, ya encontraremos algún sitio al que ir -me dice.

Por una vez le haré caso, pero espero que no se acostumbre porque se llevará una decepción la próxima vez. Aparco en el primer hueco que encuentro y en el que cabe mi coche, ya que en los demás tendría que deshacerme del maletero para poder meterlo.

Ambos salimos del coche y comenzamos a caminar, sin rumbo fijo, por las calles oscuras de Londres. Caminamos en silencio, pero tampoco es demasiado incómodo, ni aterrador como una de nuestras canciones dice. Es... simplemente silencio.

  • Haz -rompe al fin Danny.
  • Dime.
  • Siento lo de antes, de verdad. Yo también le echo de menos, mucho, y eso que solo hace tres días que se ha ido... No quiero ni imaginarme lo que ocurrirá dentro de una semana, pero a lo que iba, que no tendría que haberlo mencionado. Sé que tú también le quieres mucho y la he cagado al nombrarlo. Perdóname si te he molestado, no era mi intención y en ese momento no he pensado demasiado en lo que decía.
  • No importa... Si en realidad tienes razón. De haber estado no habría dudado ni un momento en ir, pero no sé... es extraño estar sin él. Nos falta algo, obviamente, pero parece que el hueco que ha dejado es más grande de lo que verdaderamente es él en si -intento bromear.
  • Sí, por muy enano que sea, siempre será nuestro enano -dice y suspira.

Me alegra saber que el también le echa de menos, aunque creo que no habría hecho falta que me lo dijera para saberlo. Es obvio que le echamos de menos, todos lo hacemos, pero para él debe ser más duro ¿no? Si nos tiene que echar de menos a todos va listo...

Seguimos andando, nuevamente en silencio, pero no creo que esta vez vaya a romperlo Danny. Está inmerso en sus pensamientos. Pensamientos que son raros que tenga ya que rara es también la vez que piensa.

El silencio se ve interrumpido por el móvil de Danny, que comienza a sonar con la música que le tiene asignada a Tom. Hace días que no hablo con él... ¿qué debe ser de su vida? Bastará con que mire el twitter en un rato para saber donde se encuentra.

Danny lo coge, entusiasmado por la idea de que pueda unirse a nosotros, aunque esa ilusión desaparece cuando supongo que le dice que no puede ir. Y ahora pienso que es bipolar, vuelve a estar como antes y presta mucha antención a lo que Tom le cuenta.

  • Vamos, me ha dicho que está en... no sé donde, pero me ha dado la dirección y creo que puedo llegar -informa cuando cuelga el teléfono.
  • ¿Seguimos andando? -pregunto y él afirma- ¿Estás seguro de saber dónde es?
  • Sí, confía en mi por una vez en tu vida, anda -dice un tanto molesto.

Pues lo haré. Confiaré en él porque básicamente no tengo nada mejor que hacer y porque... al fin y al cabo es de fiar ¿no? La cuestión es que le estoy siguiendo. Ha girado en la primera esquina a la derecha, y ahora entramos a un local.

No puede ser. Tom no está aquí. No hace falta buscar más, es obvio. ¿Cómo va a estar en un bar de gays? Porque aquí no hay más que eso. No es que yo tenga nada en contra de ellos, para nada, pero Tom... Que no, que no está aquí y punto.

  • Danny, ¿qué coño es esto? -le pregunto acercándome mucho a su oído para que pueda oírme bajo todo el ruído, porque a esto no se le puede llamar música.
  • No tengo ni puta idea -murmura con los ojos como platos, mirando cada parte de ese lugar.
  • ¿No decías que sabías llegar?
  • Eso creía pero... me temo que no, a no ser que Tom... No. Me he equivocado -dijo todavía sin poder mirarme.
  • ¡Bien! Danny Jones ha aceptado por una vez en su vida que se ha equivocado -exclamo irónico.
  • Vale. Me he equivocado, sí. Pero es demasiado tarde para encontrar ahora a Tom... Voto por quedarnos, tomar un par de copas y... que me lleves a tu casa -dice muy rápidamente.
  • Yo voto por tomarnos las copas en mi casa -digo yo esperanzado.
  • Oh, venga, no nos van a comer... ¿o sí? -bromea y se echa a reír él solo.

Al final vuelve a convencerme. Tomaremos un par de copas, lo justo para poder acabar la borrachera en mi casa y no tener que estar mucho tiempo por aquí. Es... extraño que solo haya hombres.

Danny sigue mirándolo todo incrédulo, él que venía en busca de guerra y se encuentra con esto. Comienzo a reírme yo solo por la situación en la que nos encontramos, pero pido otros dos chupitos. Ya no sé cuantos llevamos, pero supongo que eso ahora no importa.

  • ¿Qué es lo que te hace tanta gracia, guapo? -escucho que alguien pregunta.

¿Se refiere a mí? ¿Yo soy ese guapo que se ríe? No, tiene que haber más gente aquí que se ría, no solo yo por la tontería de ver a Danny rodeado de tantos hombres cuando él lo que quería era liarse con todas las tías que fuera capaz.

  • ¿M-me-me hablas a mí? -tartamudeo mientras me giro para ver quién es el propietario de esa voz.
  • ¿Ves a algún otro guapo cerca?

Me mira demasiado sonriente como para transmitirme nada que no sea miedo. Podría fijarme en sus ojos que ahora me parecen verdes de nos ser por su enorme nariz, sorprendentemente más grande que la mía, que me impide ver otra cosa a parte de su... calvicie.

  • Erm... pues... yo... eh... No sé -respondo nervioso provocando su risa.
  • ¿De qué te reías? -pregunta, intentando no parecer algo que está: desesperado.
  • ¡Haz! -oigo que me llama Danny.

¡Mi salvación! Nunca me he alegrado tanto de escuchar a Danny llamarme. Le daría un beso de nos ser porque... no, no le besaría ni loco, pero me ha emocionado tanto que me llame que ha sido lo primero que he pensado.

  • ¡Dan! -le llamo yo también y sonrío como si la vida me fuera en ello.
  • ¿Sois pareja? -pregunta el hombre anonadado.
  • N...
  • Sí, ¿dónde te habías metido, cariño? Te he estado buscando -me corta Danny y al llegar a mi lado, palmea mi trasero, por lo que abro los ojos por la sorpresa.
  • Ups... perdón -se diculpa y se va a por otra víctima.
  • Joder Danny, vámonos YA -le digo, y comienza a carcajearse- No tiene ni puta gracia -digo esta vez muy serio.
  • Te equivocas, deberías haber visto tu cara -dice todavía descojonándose vivo- Y el otro que casi te come con la mirada -vuelve a reír como solo él sabe- Habría venido antes, pero tenía que guardar esa imagen en mi retina -me informa ya un poco más tranquilo, aunque sigue riendo.
  • Me parece muy gracioso, Jones. Ahora, vamos -casi ordeno.

Salgo del local como si me hubiesen metido un petardo por el culo y dejo a Danny que pague la cuenta, porque yo no pienso seguir un segundo más allí. Le espero en la calle de enfrente, por si acaso, y cuando sale, sale riendo de nuevo.

  • ¿Sabes que se ha acercado a mí porque me ha visto reír? -pregunto con tal de que se calle, y así hace, se queda con la cara más seria que le he visto poner en la vida.

Volvemos al coche sin decir nada, serios, y no vamos de la mano porque mira... No volveré a fiarme de éste, y eso me lo tengo que apuntar en un Post-it y pegármelo en la frente para no olvidarlo nunca.

  • ¿Te llevo a casa? -le pregunto cuando la conducción ya se hace imposible por el silencio.
  • No, hemos dicho que seguíamos en la tuya. ¿Tienes alcohol suficiente? -pregunta, solo preocupado por la borrachera que está dispuesto a coger.
  • No para tí -respondo sinceramente.

Podría llevar a otras cinco personas, sin incluírle a él, y acabar todos como cubas, pero Danny tiene un hígado de hierro, a prueba de bombas, y tienes que beberse por lo menos un bar entero de lo que sea para poder estar pedo.

  • Entonces tendremos que ir a mi casa -responde al cabo de mucho.

El pobre es lento... ¿qué se la va a hacer? Al final tengo que cambiar de rumbo porque ya estaba a mitad camino de mi casa, pero no importa, todo sea por olvidar esa sonrisa, o esa nariz, o ese pelo inexistente...

Llegamos por fin a su casa y, después de entrar y que los perros intenten matarnos al saludarnos, ya estamos los dos tumbados en el suelo del salón, rodeados de no sé cuantas botellas de tampoco sé el que.

Lo que sí se cierto es que ya la vista se me nubla y ya no siento ni las piernas. Por el contrario, Danny sigue bailando lo que él llama Break-Dance con una lata de cerveza en la mano. Pero eso no es lo increíble, lo increíble es que aún no a derramado una sola gota... de esa lata.

Quizá me equivoque, pero creo que estoy empapado de líquidos anteriores. No es cerveza... ¿o sí? Apesto a una mezcla de whisky, ron, vodka y algo que ya ni siquiera sé que es, aunque quizá solo sean esas tres cosas las que están haciendo que ahora se me revuelva el estómago.

Intento levantarme para poder ir a devolver, si llego, al baño. Pero fallo. Cuando creo que ya puedo correr hasta éste, Danny se pone en mi camino y caigo encima suya sin querer. ¿Por qué está siempre en medio?

Estamos muy cerca, demasiado para resultar cómodo. Desde esta distancia puedo contar todas las pecas que se forman en su cara, aun teniendo la vista como la tengo. También puedo apreciar como nunca he hecho sus grandes ojos azules.

Eh, eh, eh. ¿Qué estás haciendo, Harry? ¿Te estás fijando en Danny? ¡¿En Danny?! El alcohol no es bueno, y mezclarlo menos aún. Ya lo sé, no volveré a hacerlo. Advertiré a todos de que no lo hagan.

Tengo que quitarme de aquí, pero de un modo u otro, hay algo que me lo impide ¿El qué? Todavía no logro saberlo, pero me da miedo esto. Estamos muy borrachos, o al menos yo, y no sé lo que soy capaz de hacer.

Mañana no me acordaré de nada, pero la realidad es esta: estoy encima de Danny; estamos empapados de bebidas alcohólicas que no logro distinguir; nuestros rostros se separan por a penas centímetros.

Centímetros que Danny acaba de acortar. Sí. Sus labios presionan ligeramente los míos, y hacen que una rabia me recorra el cuerpo. ¡¿Se puede saber quién coño se cree para besarme?!

Me aparto de él de golpe y me levanto, pero vuelvo a caer por el mareo, aunque esta vez en el sofá. Miro incrédulo como se levanta sin ningún esfuerzo y se acerca nuevamente a mí, con una sonrisa que no trae nada bueno.

  • Avísame cuando no quieras seguir -advierte.

Pero yo no le avisé. Seguimos lo que nuestros cuerpos quisieron hacer. Sin importar las consecuencias. Sin importar los arrepentimientos. Sin importar la integridad de McFly, porque eso cambiaría por completo las cosas. Lo hicimos sin pensar en qué haríamos luego. ¿Se lo contaríamos a Tom? ¿Se lo contaría yo a Izzy? ¿Se enterarían las fans? ¿Qué haríamos después de aquella noche? Tampoco lo pensamos. Simplemente actuamos. Actuamos influídos por el alcohol, aunque parte de nosotros era totalmente consciente de lo que hacía. Actuamos porque nos dió la gana, porque queríamos, porque nos apetecía. No pensamos en nada más que en nosotros y nuestro placer.





¿Y bien? Espero comentarios, ya dándome calabazas o criticándome que haga esto, pero los espero, al igual que los votos :)